martes, 5 de agosto de 2014

Semana Mundial de la Lactancia

Esta semana se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, así que el post de hoy lo voy a dedicar a contar un poco los duros orígenes nuestra lactancia. Al decir nuestra incluyo a la familia pelotilla al completo, papá pelotilla, mamá pelotilla y pelotita incluidos.


Tal como muestra el logo de lactancia, que personalmente me parece muy acertado, la lactancia no sólo es cosa de dos. Madre y bebé necesitan el apoyo de una tercera persona, que en nuestro caso está claro que es papá pelotilla.

Nuestra lactancia no fue fácil al principio. Pelotita al nacer (y sospecho que dentro de la tripa también) era muy dormilona, en el hospital me hacían despertarla porque se quedaba grogui todo el rato. Perdió mucho peso el primer día y aunque ya al alta parecía que la pérdida era menor, seguía habiéndola. Los siguientes días fueron una pesadilla constante de básculas y comentarios de suegra. Pelotita no ganaba demasiado peso, iba muy despacito. Yo había notado la subida de la leche a los tres días, pero poco a poco el pecho dejo de hincharse, hasta que una noche lo noté tan vacío que pensé que se me había cortado la leche.

Si tuviera los conocimientos que tengo ahora no habría dejado que las dudas se instalaran en mi cabeza de esa manera. Pero no hay como una suegra y una pediatra pro-biberón, una niña delgadita y unos padres primerizos, para acabar con una lactancia. Por eso creo que son tan importantes los grupos de apoyo y poder hablar con gente que sepa del tema de verdad. Sorprende que algo tan natural y antiguo pueda ser tan desconocido por una sociedad con tanta información disponible como la nuestra...

Volviendo a aquella fatídica noche. Recuerdo que mandé a papá pelotilla a la farmacia de guardia a por leche de fórmula y un biberón. Yo me quedé en casa llorando como una Magdalena por mi lactancia fallida (creo que tampoco es justo que las madres nos pongamos tanta presión encima, pero eso es otro tema). Pelotita se zampó su primer bibe de leche un poco reacia al principio, pero a buen ritmo al final. A la mañana siguiente teníamos cita con la matrona y con la pediatra.

En la cita con la matrona, ésta me preguntó que qué tal la lactancia.

   Conteniendo las lágrimas le digo que me he quedado sin leche...

   A ver... Me dice. Me aprieta el pezó y sale un chorro.

   Pero qué dices, ¿cómo que te has quedado sin leche? y ¿eso entonces qué es? 

   Pero... si se me han vaciado los pechos... Le digo ojiplática perdida.

   Nada que ver... Eso es porque la producción se está ajustando y generas lo mismo que consume, no en exceso. Ponla al pecho con más frecuencia. Concluye.

Feliz salgo a contárselo a papá pelotilla que estaba aparcando. Vamos a la pediatra encantados... La pediatra viene a aguarme la fiesta... La niña gana poco peso... Solución: 10 minutos a un pecho, 10 minutos a otro y después 100 ml de leche de fórmula, eso cada 3 horas.

Señores, si hubiera hecho lo que la pediatra me dijo y no lo que la matrona me aconsejó, probablemente nuestra lactancia hubiera durado muy, muy poco... Pero no fue así. Papá pelotilla confió en mi y yo en mi instinto y hoy casi un año después, nuestra lactancia es un disfrute y pelotita está sanísima, no se ha puesto mala ni una sola vez. Por eso nos felicito en la semana mundial de la lactancia: felicidades familia pelotilla. 

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