lunes, 11 de agosto de 2014

Historia de un pre-parto

Se acerca el primer cumpleaños de pelotita y estoy empezando a recordar qué ocurría hace un año, cómo era mi vida, qué cosas hacía. Y qué mejor manera de recordar que escribiendo... Y qué mejor manera de empezar, que contando cómo fue mi embarazo... Para no aburrir mucho, de momento me voy a centrar en la recta final.

Mi embarazo no fue un embarazo malo del todo, sé que podría haber sido peor... pero estuve de baja desde las 28 semanas por contracciones tempranas y placenta previa. La placenta la tuve baja durante todo el embarazo, pero con eso que te dicen que luego suele subir, pues tampoco le di muchas vueltas al asunto... Lo malo llegó cuando no subió. En la semana 36 me hicieron la última eco y la ecografista fue tajante. Planceta previa oclusiva parcial, de marginal nada... Para ella era una cesárea sin lugar a dudas. Me quedé echa polvo la verdad. No esperaba cesárea, ni la quería por nada del mundo... Encima en mi hospital de referencia La Paz, como en la mayoría, no dejan entrar al padre en las cesáreas aunque sean planificadas, te separan del bebé durante mucho tiempo, etc.

Justo después de la eco, que fue un viernes por la mañana, nos íbamos de minivacaciones a Segovia a ponernos ciegos a cochinillo que mamá pelotilla tenía antojo! Os podéis imaginar el ánimo con el que afrontaba yo el viaje... Pero bueno, como soy bastante positiva, intenté centrarme en otras cosas y en que todavía me tenía que ver mi tocóloga el lunes.

El lunes la tocóloga me dijo que la fotografía y diagnóstico de la ecografista eran claros. Era una oclusiva parcial. Me hizo una eco en su aparato, que era bastante peor, ya que a ella, como a mi, le extrañaba que me hubiera pasado la placenta de marginal a oclusiva... En su eco no terminaba de verlo claro, pero tampoco me lo pintó tan negro... Me mandó a alto riesgo en La Paz para que ellos lo valoraran y empezara ya con monitores. Me dijo que allí me dirían si eran tan necesaria la cesárea o podíamos esperar al menos a que me pusiera de parto. Se lo tengo que agradecer la verdad, fue ella la que hizo que confiara en que no tenía por qué ser cesárea y gracias a eso luché después porque no lo fuera...

Llegué a monitores en La Paz en la semana 37. Todavía no tenía contracciones de parto. La ginecóloga que me atendió era una chica muy jovencita que me dijo que con el aparato de ecografía que ella tenía no lo terminaba de ver claro (me temo que no quería decidir ella ya que yo le había dicho que por nada del mundo quería cesárea). Me hizo un volante para eco en alto riego a la semana siguiente que tenía que volver a monitores. Con los resultados ya valoraríamos ya que si era cesárea había que planear para la semana 39 por el riesgo que supondría ponerme de parto si la placenta estaba tal y como la habían pintado inicialmente.

La semana 38 fui a monitores ya con alguna contraccioncilla más fuerte. La eco fue un poco rara... La de alto riesgo me dijo que por qué estaba yo allí, que nadie la había avisado ni tenía mi historia ni nada... Me hizo la eco aún así y me preguntó que qué quería saber la gine. Le conté lo de la placenta y me dijo que efectivamente estaba regular (no recuerdo ahora mismo la distancia). Lo que sí recuerdo es que le dije:

   - Pero ¿se puede parto vaginal? y me contestó: 
   - Hombre, está al límite...

Ella no lo sabía pero me había dado mi carta hacia la no-cesárea. Salí feliz. Le di el informe a la gine jovencita, que me preguntó que qué me habían dicho y yo le dije que me habían dicho que estaba al límite, que se podía vaginal (me la jugué un poco). Entonces ella me dijo que genial, que lo íbamos a intentar. Me había librado de una cesárea planificada ¡no me lo podía creer! Me dio cita para los siguientes monitores y por si acaso me avisó, que sangraría con las contracciones de parto, que no esperara a que aumentaran ni narices, directa al hospital. En aquel momento no lo sabía, pero me quedaban menos de 3 días para verme en esa situación...

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